Capítulo I
El país del oro
Érase una vez, una niña que se llamaba Claudia. Vivía en pueblo pobre y casi no tenían para comer.
Un día, Claudia, salió con las ovejas para que pastaran en un campo.
Como no tenía nada que hacer se sentó en la hierba a contemplar las nubes, un conejo, decía Claudia al imaginarse su forma, un elefante, un dragón... Pero el dragón se iba haciendo cada vez más grande hasta que… ¡Se dio cuenta que era de verdad! Sus escamas eran doradas, tenía una cresta de los colores del arco iris, y lo más increíble, era que ¡Podía hablar! Y le dijo:
- Sí subes a mi espalda te llevaré a un lugar único.
Claudia no sabía qué hacer, estaba muy confusa, y no tuvo más remedio que subir:
-¡Agárrate fuerte que partimos!
Claudia se agarró a la cresta del dragón lo más fuerte que podía.
Cuando abrió los ojos contempló lo que había alrededor, estaba rodeada de... !!! ORO ¡¡¡
Claudia no se lo podía creer, avanzó por el camino de oro y delante de ella había un palacio increíble. Un camaleón de 10 cm se acercó a ella y le dijo:
- Yo te indicaré dónde está la Reina, por cierto, me llamo Raby.
Claudia aun estaba un poco confusa y decidió seguirlo. Entraron en el palacio, y al fondo de la sala estaba la Reina Dorotea llorando, pero no de alegría, sino de tristeza. Llorando le dijo al lagarto:
-Mi hija Oro ha desaparecido.
Claudia no se lo pensó dos veces y le dijo a la Reina:
- Yo buscaré a su hija pero… sólo si Raby me acompaña.
Raby estaba muy emocionado porque nunca había cumplido ninguna misión importante así que decidió ir.
Por la mañana, Claudia y Raby, partieron rumbo al país de los...JUGUETES, para comprobar sí la princesa se encontraba allí.

Capítulo II
El país de los juguetes
Cuando llegaron, se encontraron con el pueblo y su muralla “de legos” rodeándolo.
Antes de llegar al castillo miraron todo lo que había allí: Una noria de 200 m
de alto, un juego de scalextric donde la gente conducía… Al llegar al castillo principal el rey de los juguetes les atendió:
- Qué tal estáis, parece que sois nuevos por aquí.
- Sí -Respondió Claudia:
-Queríamos saber si la princesa Oro está por aquí.
- No, la princesa, no, no está aquí.
- Qué pena, bueno, gracias por su ayuda.
- De nada.
Entonces Claudia y Raby partieron al país de los… ¡CUENTOS!
CONTINUARÁ