El barco y el cangrejo gigante

 

Había una vez un barco que navegaba por el Mar Cantábrico. Se llamaba “El Cangrejero” y como su nombre indica pescaba cangrejos.
Un día que no pescaban mucho, un marinero llamado Fernando echó al agua la mejor jaula para cangrejos que tenían. Media hora más tarde la recogió. Al subirla, notó que pesaba mucho y pensó que había cogido bastantes cangrejos.
 Cuando vio lo que se encontraba dentro casi le dio un infarto. 
Dentro de la jaula, un cangrejo del tamaño de un elefante intentaba escapar. Sus pinzas eran enormes y sus ojos oscuros y penetrantes. Unos segundos después de sacarlo a la superficie, el cangrejo rompió la jaula e intentó aplastar a Fernando, pero ya había escapado para esconderse de la enorme bestia. 
Desde su escondrijo, Fernando decidió que debía llegar a la cabina de mando para pedir ayuda, ya que el cangrejo estaba a punto de romper el casco y hundir el navío. 
Corrió por la cubierta, subió unas escaleras y llegó a su destino. Se dirigió directamente hacia la radio. Sabía dónde se encontraba el aparato porque llevaba 27 años pescando en “El Cangrejero” y conocía muy bien el barco. 
Cogió el micrófono y gritó:
-¡Por favor, que alguien me ayude! Llamo desde "El Cangrejero". Un cangrejo gigante va a hundir el barco. Vengan a rescatarnos.
Pero, paró de hablar porque el enorme monstruo acababa de entrar donde él se encontraba. Tuvo que saltar por la ventana para que el cangrejo no lo partiera en dos. Cayó en la cubierta dándose un gran golpe. 
De repente, vio que un helicóptero se acercaba a lo lejos. Empezó a hacer señales y el helicóptero giró hacia su dirección. Entonces bajó una cuerda, Fernando se agarró a ella y se elevó en el aire. Trepó por la cuerda y entró en el helicóptero.
-¿Se encuentra bien?
-Sí. - dijo Fernando-. Ahora vayámonos.
Y Fernando nunca más pescó ni comió cangrejos