Un día de vacaciones en Madrid, fui al Reina Sofía. Me latía muy rápido el corazón y me temblaban las piernas porque, por fin, iba a ver mi cuadro favorito, ¡El Guernica!!Iba por los pasillos del museo saltando y buscando el cuadro entre las salas.
Cuando me asomé para ver en una de ellas, lo vi; estaba a la izquierda y delante de él había mucha gente ¡era más grande de lo que me imaginaba! Me sentía impresionada y muy pequeña delante de él; era el momento que estaba esperando.
