UN DÍA “NORMAL”
Estaba yo en clase un día normal. Beatriz había puesto una prueba de matemáticas en la pizarra e íbamos de uno en uno a responder. Era la semana de la fruta, y todos sabían que no me gustaba el peladillo. Entonces, me propusieron un trato. Si fallaba una pregunta, me comía uno. Y claro, fallé. ¡Estaba asustadísimo! Tanto, que mientras Diego hacía la prueba, ya que también había aceptado, me escondí entre un armario, una columna y la mesa de Luisa, la cual estaba más alegre que toda la clase por verme leer un periódico viejo en aquel rincón, mientras me tapaba la cara con él.
Al final, Diego falló, así que los dos tuvimos que comernos un peladillo, lo cual fue muy difícil, ya que para mí el peladillo es como kriptonita, y para él no era muy diferente. Por si fuera poco, Manuel propuso que la profe nos grabara. Fue aprobado por 21 de 23 niños, y a Bea la idea le entusiasmó.
Mientras me comía la esfera vegetal cubierta de piel, también llamada peladillo, me sentí el más avergonzado de la clase. Sin embargo, mi compañero estaba feliz por haberlo comido más rápido que yo, pero no fue culpa mía. Mi cerebro había dado orden a los músculos del esófago de que no se moviesen, de manera que la “pieza de fruta que no voy a mencionar” llegaba al estómago sólo gracias a la ayuda de la gravedad.
Si os apetece pasar un rato agradable, visitad esta página web:
UN DIA INEXPLICABLE
Hoy, llegamos a clase e hicimos lo de siempre: bajamos las sillas, nos sacamos las mochilas, cogimos los libros y nos sentamos; al ver que no estaba la profe, nos preocupamos un poco. De repente, se escuchó una voz conocida desde un walkie talkie que se encontraba encima de la mesa de la profesora ¡Era la profe Bea!
Nos decía que se había perdido en un mundo paralelo al probar su nuevo invento para ir de su casa al colegio, que por mala suerte habían saboteado.
Teníamos dos misiones, encontrar a la profe y parar al saboteador.
Después de despedirnos de la profe, Manuel se puso a pensar un plan, teníamos que dividirnos en dos grupos. Jóse Luis, pensaba ideas de donde podía estar Bea mientras que Noa y Lucía fueron a buscar un mapa del colegio para investigarlo a fondo por si encontrábamos alguna pista, Xiana y Laura vinieron con noticias extrañas que decían que no había nadie más en el colegio.
Inés se empezó a alarmar y Luisa a intentar tranquilizarla, y así empezamos la búsqueda.
Manuel, Noa, Janira, Xiana y Laura fueron a casa de la profe para ver si seguía allí el invento, mientras, José Luis, Inés, Luisa, Lucía, Hugo Vilas, Natalia y yo buscábamos pistas por todo el cole, aunque fuese debajo de las piedras, ningún sitio quedaba sin mirar.
Seguíamos sin pistas de la profe Bea, y cada vez estábamos más preocupados, hasta que recibimos una llamada misteriosa que decía que no lo íbamos a conseguir; Lucía y yo indignadas, decidimos investigar la llamada y descubrimos que mientras el señor misterioso estaba hablando se escuchaba a la profe Bea pedir socorro.
Rápidamente nos pusimos a pensar que podíamos hacer para descubrir desde donde se hacía la llamada, Lucia y yo volvimos a pensar a la vez una idea que nos podía ayudar, empezamos a teclear en el teléfono, finalmente, cogimos un coche y nos dirigimos hacia… ¡El cine de ramallosa!
Al llegar, entramos y pudimos observar a todos los niños del colegio apampanados viendo la grandísima pantalla del cine ¡Contra el final estaba Bea! ¿Que pasaba aquí?
En ese instante llegaron los que habían ido a investigar la casa de la profe explicando que no habían encontrado nada, todos nos dirigimos hacia Bea y nos pudo explicar que todo había sido un montaje para demostrarle a todos nuestra capacidad intelectual y nuestro trabajo en equipo; nos giramos y nos pudimos contemplar en la pantalla resolviendo el misterio.
Unha viaxe ao pasado
Unha vez, estaba eu cos meus amigos no patio cando escoitamos un ruído detrás dun coche, por curiosidade acercámonos, encontrámonos cunha luz verde que ao parecer flotaba no aire, sen embargo crecía a ollos vista, creceu e creceu ata converterse nun círculo do tamaño dunha porta. Dinme conta de que cada vez aspirábanos a todos mais e mais, sentíame indefenso. Chegou un momento que estabamos pegados a ela, sentimos un tirón e aparecemos nun sitio totalmente diferente.
Ao parecer encontrabámonos nunha época anterior a nosa, estabamos no medio dunha guerra!
Parecía unha película medieval: lume por todas partes, xente con armadura, casco e espada, loitando contra outros, ballestas, arcos, canóns, frechas e homes feridos por tódolos lados. A nosa dereita estaba o castelo mais grande que vos podades imaxinar. Estaba fortificado, e dende arriba os loitadores disparaban coas súas armas. Era asombroso. Tiña un foxo xigante, que estaba recheo con táboas e troncos.
Pepe estaba impresionado, encantaríalle quedarse!
Un disparo de canón sacounos do noso asombro. Caeu ao noso lado, causando un gran estrondo e tirando unha morea de homes polo aire. Entón démonos conta de que estábamos aterrados, tiñamos que escapar! Advertimos que ninguén nos vía, pero moita xente tropezaba con nós, quedábase asombrada, pero seguían ao seu.
Lucía deuse conta de que ao outro lado da pelexa, xusto na porta do castelo había outro portal verde. Todos comezamos a correr cara alí, esquivábamos lanzas, frechas e machadas, inda que algunha rozábanos e facíanos algunha ferida. Despois de levar correndo uns dez minutos, non podíamos mais, pero sabíamos que a nosa salvación era chegar ao portal.
Cando levantei a cabeza outra vez dinme conta de que só nos quedaban uns metros. Xusto cando íamos a dar os últimos pasos, un estrondo soou detrás nosa, rireime e vin como unha bala de canón acercábase a moitísima velocidade, tiven medo por todos nós, nese intre entramos no portal.
En milésimas de segundos aparecemos no cole, o proxectil xa non iba detrás nosa, sen embargo estábamos no medio do patio, cheos de barro, coa roupa rota e con feridas por todas partes, a xente mirábanos asombrados. Por sorte estabamos todos, que alivio!
Todo o mundo comezou a rirse de nós, cando virei a cabeza vin a profe Bea acercarse con cara de enfadada, e dixo:
- Que vos pasou? Nin que viñerades dunha guerra. MANUELHalloween en el coleEsta historia que os voy a contar, no es inventada ni fantástica, es algo que ocurrió el año pasado en nuestro colegio.Era un día de otoño, todos los niños estaban alegres por llegar al cole ya que íbamos a celebrar Halloween. Como siempre que hay un día especial, los niños tenían que entrar por la puerta de abajo que va a dar al patio, es decir, por donde entrabamos Lucía, Claudia, Luisa, yo, etc, que es por donde entran los niños que van en bus.Una vez todos allí, entusiasmados y nerviosos por entrar y ver lo que pasaría, pero... No dábamos entrado! Todos nos pusimos muy nerviosos ya que pensábamos que los profes estaban organizando algo guay dentro, pero… Los profes que se encontraban fuera con los niños, no parecían estar contentos, parecían más bien algo nerviosos y preocupados, incluso guardaban como secretos, como si ocurriese algo extremadamente horrible dentro del cole. Aún así disimulaban muy bien.Los niños estábamos que explotábamos, ya que era un día muy especial, aunque por otro lado, sentíamos curiosidad por saber lo que pasaba.Poco a poco, gracias a que Pepe escuchó a unas profes, se fue transmitiendo por todo el cole lo sucedido. Que horror! Robaran en el colegio! Algunos sentían miedo como Claudia y Xiana, que temían a que los ladrones se escondieran y aún estuviesen allí, y otros como Lucía y Laura estaban algo nerviosas y tristes de que robaran en el cole. Eso sí, todos los niñosestábamoss tristes, pero no por perder cosas que había en el cole, sino por perderse el día de Halloween, lo que nos molestó bastante.Al cabo de 3 o 4 horas, pudimos entrar en el colegio. Todos íbamos muy atentos y mirando hacia los policías que estaban investigando. Que nervios! Los profesores por precaución nos decían que no tocáramos nada ya que los polis intentaban encontrar huellas, eso sí, estaban muy atentos, no fuera a ser que tocáramos algo, aunque también estaban preocupados y nerviosos por no encontrar ninguna pista. NOAUn día con sorpresasEra lunes, y como cada lunes teníamos mates. La profe Bea estaba explicando en la pizarra las raíces, y de repente ocurrió: la alarma de incendios sonó tan fuerte que casi me perfora los tímpanos. Janira, que era la que estaba más atenta, se asustó tanto que dio tal salto en la silla que pareció que iba a tocar el techo con la cabeza, además estaba roja del susto. Yo también me sobresalte un poco y me pareció que mi estómago daba una vuelta en mi barriga.La profe Bea, nos mandó poner las sillas encima de las mesas y ponernos en orden de lista, “como vamos siempre”. Toda la clase se dispuso a salir del cole.Cuando estábamos subiendo la cuesta para ir al pabellón, Sara tropezó en un agujero y se cayó, provocando al mismo tiempo que su pulsera cayese en él. A Sara le dolía mucho la herida que se había hecho en la rodilla, no me lo dijo, pero pude saberlo porque en su cara se veía reflejada un mueca de dolor; también tenía la cara sudorosa y un poco roja.Cuando se encontró un poco mejor se levantó, entonces fue cuando me fijé en la pulsera que estaba dentro del hoyo. Le propuse a Inés, que era la que tenía los brazos más finos que todos nosotros, que intentara coger la pulsera, pero el agujero seguía siendo muy estrecho. Estuvimos a punto de irnos, pero entonces Santi y Nerea sacaron de sus bolsillos dos lápices; como el de Nerea era más largo decidimos intentar coger la pulsera de Sara con él. Esta vez funcionó, y Sara le dió las gracias a todos por haberla ayudado.Estábamos a punto de salir del cole cuando la profe Clara nos paró a todos; entonces nos explicó que todo era un montaje, para saber actuar en un caso real de incendio.Ya dentro del cole, Dolo, que iba con nosotros, puso cara de no entender algo. Xiana le preguntó lo que pasaba: nos dijo que la alarma seguía sonando cuando tenía que estar apagada.Sandra, Bea y Dolo fueron a mirar lo que fallaba, dejándonos a todos solos. Noa, miró al techo, y descubrió la alarma. El botón de apagado automático se había atascado con un papel; pensamos que podíamos desatascarla solos, ya que éramos los mayores del cole.Como la alarma estaba en el techo, no llegábamos a tocarla, entonces pusimos un banco debajo; tampoco era suficiente.Manuel empezó a sacar cajas de la biblioteca; las amontonamos encima del banco, y Pepe, que era “altísimo”, aunque tuviera un poco de vértigo fue el voluntario para subir en ellas.Le dije a Pepe que se diese prisa porque, tengo que admitirlo, estaba nerviosa, y me temblaban las piernas. Se subió y desatascó la alarma, al mismo tiempo que dejó de sonar.Pepe, aún no se había bajado de las cajas cuando la profe Bea apareció gritando; asustó a Pepe que perdió el equilibrio y se cayó. Como todos estábamos alrededor de él actuamos como un colchón, ¡qué suerte tuvo!Este día fue uno de los más locos de mi vida y creo que todos los demás también pensaban igual puesto que al llegar a clase cogimos los libros y “RIIIING”, ¡tocó el timbre! LUCÍA
O meu día normal
Un día ía eu para o colexio no autobús pensando que iba ser un día normal, un deses días nos que a profesora ensínanos algo e facemos un par de exercicios. Cando estabamos na segunda hora dando matemáticas, o reloxo, aquel vello reloxo que parecía que levaba alí unha eternidade, exploto; sí explotou, e so un par de nenos se deron conta, sí eses nenos que sempre están atentos e esfórzanse moito.Pois, eses escoitaron a explosión do reloxo, pero cando ían a avisar a profesora déronse conta de que….¡Estaba paralizada! Tiveron tanto medo que foron ao baño mais dunha vez. E non se deron conta de que... ¡O reloxo estaba absorbendo todo ata as persoas!No momento no que os meus compañeiros tan conxelados como se houbesen pasado un mes no polo norte en bañador, tocaron o portal desconxeláronse e comezaron a gritar tan alto como se houbesen suspendido un exame de matemáticas.Comezaron a buscar a maneira de sacalos.De repente, e sen pensalo, encontraron un botón que puña: en caso de explosión e que o reloxo se converta nun portal, pulsar este botón, rapidamente o pulsaron, e o reloxo comezou a soltalo todo como se fose un aspirador cando lle pulsas o botón de expulsar.Ao final acabou ben, e sempre que sae un tema parecido rímomos moito ao acordarnos de esa situación. CLAUDIALa búsqueda en el cole
Todo empezó en un día normal de cole. Estaba contenta, porque empezábamos un día nuevo.Pero, en clase había un ambiente distinto, resulta que la profe se estaba riendo a carcajadas, nosotros extrañados le preguntamos a la profe que pasaba y ella no nos contestó.Buscamos por el colegio, ¡ pero todas las profes se estaban riendo! Muy preocupados nos separamos para ver si alguna profe no se reía. Después de 5 minutos que se nos hacían interminables, Andrea y María encontraron a Clara (que no se estaba riendo) en el gimnasio, nos avisaron a todos y fuimos inmediatamente al gimnasio, donde interrogamos a Clara. Ella nos contó que el café de la secretaría estaba envenenado, pero esa persona que lo hizo nos dejó una nota en la mesa que ponía:Nosotros resolvimos pronto el acertijo (que era el gimnasio de arriba), pero yo estaba sorprendida, me parecía todo tan raro... Nos dispusimos a caminar, cuando llegamos a la puerta se escucho un ruido ¡ Era la estantería, se había caído y dejado atrapada a Clara! pero ella nos dijo no nos preocupásemos y que siguiéramos. Le hicimos caso y corrimos, dentro de un poco ya nos encontrábamos en el gimnasio, estábamos muy cansados, pero decidimos entrar. Después de 2 minutos Claudia encontró la segunda pista en la mesa de pin pon que decía:Nosotros con mucha intriga pensamos y pensamos pero no lo conseguimos adivinar, hasta que Lucía se acordó de que estábamos en samaín, la solución estaba en el monstruo tragamiedos. Al llegar al pasillo (donde se encontraba) ¡no estaba! Lo buscamos pero no lo encontrábamos, que desgracia ¿que podía haber pasado? estaba super nerviosa me temblaban las piernas.A Manuel se le acordó que había visto en nuestra clase al monstruo, fuimos a clase, pero las escaleras para subir estaban llenas de telarañas, tuvimos que subir muy despacio para no tropezar, al acabar de subir las escaleras fuimos a clase. Y si, estaba el traga-miedos.Xiana se atrevió a meter la mano, pero no le llegaba al fondo del traga miedos, Pepe lo quiso comprobar y tampoco le llegaba.A Andrea se le ocurrió coger una escoba para llegar al fondo. Y así hicimos, pero no encontrabamos nada, justo en ese instante Lucía dijo que en la carta no ponía nada de que tenía que estar dentro del traga miedos, ¡Tenía razón! LAURA