Fui, como todos los días a esa hora, a encenderle la luz a mis peces, que la tenían apagada.
Cuando la encendí, me llevé una sorpresa… ¡Una planta se había “despegado” del suelo, y estaba flotando en la superficie del agua!
Los peces la miraban extrañados, como pensando “¿ Qué hace eso ahí?
Después, mi madre tuvo que meter los dos brazos en la pecera para colocarla, y...claro, los pobres animales tenían un miedo, que no os podéis imaginar…