Había una vez una niña llamada Mar que tenía una abuela... Rara, muy rara.
A la abuela le encantaba hacer deportes, natación, baloncesto, fútbol, etc, pero nunca probara a patinar. Rápida como el viento la abuelita fue a comprar unos patines (modernos) como decía ella para poder patinar. Cuando los tuvo en los pies empezó a arrastrarse despacito, con una sonrisa, se soltó y estuvo un minuto de pie hasta que… Se esparramó en el suelo.
Le dolió tanto que se quiso quedar un ratito más allí tumbada. Se levantó enfadada como un búfalo y lo intentó otra vez pero nada, se fue para su casa desganada y se sentó en el sillón, estaba tan cansada que se quedó dormida. Sonó la puerta y escuchó a través de ella:
- Abuelita, ¡soy yo, tu nietecita !
La abuela (que por cierto se llamaba Noa) abrió la puerta y seguidamente Mar se abalanzó sobre ella dándole un abrazo inmenso y dijo la abuelita:
- Jijiji, así que ya está aquí mi nietecita favorita ! Dijo la abuela riendo sin parar.
Mar que conocía bien a su abuela le preguntó que había ocurrido y esta le contó todo.
Después de todo esto la niñita le dijo:
-Pero abuela ! Yo sé patinar, sí quieres, te enseño.
Dicho esto, la abuela y su nieta ya estaban en el parque con los patines puestos y agarradas de las manos. En ese momento Mar le soltó la mano a Noa y despacio se fue desplazando pasito a pasito y las dos juntitas fueron a muchísimos sitios fantásticos que creo que a todos nos gustan como por ejemplo : a comprar helados, a la playa, a pasear por Baiona…
A la abuela le encantaba hacer deportes, natación, baloncesto, fútbol, etc, pero nunca probara a patinar. Rápida como el viento la abuelita fue a comprar unos patines (modernos) como decía ella para poder patinar. Cuando los tuvo en los pies empezó a arrastrarse despacito, con una sonrisa, se soltó y estuvo un minuto de pie hasta que… Se esparramó en el suelo.
Le dolió tanto que se quiso quedar un ratito más allí tumbada. Se levantó enfadada como un búfalo y lo intentó otra vez pero nada, se fue para su casa desganada y se sentó en el sillón, estaba tan cansada que se quedó dormida. Sonó la puerta y escuchó a través de ella:
- Abuelita, ¡soy yo, tu nietecita !
La abuela (que por cierto se llamaba Noa) abrió la puerta y seguidamente Mar se abalanzó sobre ella dándole un abrazo inmenso y dijo la abuelita:
- Jijiji, así que ya está aquí mi nietecita favorita ! Dijo la abuela riendo sin parar.
Mar que conocía bien a su abuela le preguntó que había ocurrido y esta le contó todo.
Después de todo esto la niñita le dijo:
-Pero abuela ! Yo sé patinar, sí quieres, te enseño.
Dicho esto, la abuela y su nieta ya estaban en el parque con los patines puestos y agarradas de las manos. En ese momento Mar le soltó la mano a Noa y despacio se fue desplazando pasito a pasito y las dos juntitas fueron a muchísimos sitios fantásticos que creo que a todos nos gustan como por ejemplo : a comprar helados, a la playa, a pasear por Baiona…